La Maquinita del Tiempo

Universidad Politécnica de Valencia.

12 de Mayo, 2015

16.45 h (Hora de la merienda)

 

Tras varios años de duro trabajo, un equipo de investigadores compuesto por un científico formado, dos becarios y un jubilado que miraba y  corregía, consiguieron fabricar la primera máquina del tiempo que permitiría poder desplazarse a cualquier época.

– Bueno, pues ya hemos terminado – informó el científico al cargo del grupo – . Voy a mandarles un mail a los de Massachusetts para comunicarles que hemos terminado y mañana procederemos a las pruebas. ¡No toquéis nada! – advirtió a los becarios y al abuelo.

– No se preocupe, que nosotros nos esperamos a que vuelva – dijo uno de los becarios.

– Yo me voy al bar del Antonio a jugar al dominó – dijo el abuelo, saliendo de la sala.

Así se quedaron solos los dos chicos, en una enorme sala llena de ordenadores, cables, cosas que hacían arcos voltaicos sin motivo práctico aparente y una máquina que hacía `ping´robada de una sala de maternidad. En el centro estaba una cabina de teléfonos antigua, lo que iba a ser la máquina del tiempo.

En un principio iban a usar un Ford Fiesta, pero lo dejaron mal aparcado y se lo llevó la grúa. Así que, como uno de los becarios era fan de “Las Aventuras de Bill y Ted”, optaron por una cabina de Telefónica abandonada. Tras sacar el esqueleto de un señor con mostacho y traje que había dentro, se la llevaron al laboratorio.

–Mira que bien, ché. Por fin, después de tanta literatura y tantas películas, se ha inventado una máquina del tiempo. Y además ha sido aquí, en la terreta– dijo uno de los becarios, sentándose sobre una mesa.

– Ya te digo, nano. Vamos a ser los primeros Marty McFly de la historia. La de cosas que se podrán hacer – respondió, observando la máquina con admiración – . Podremos enmendar errores del pasado, cambiar los desastres causados por la humanidad, ver que pasó en realidad en ciertos momentos de la historia antes de que los vencedores lo cambiasen todo a su provecho, averiguar el origen del Euskera…

– Avisar de desastres naturales…– añadió el otro.

– Ché, sí. Ciertamente es un gran invento – terminó mientras se encendía un Ducados.

– Siempre y cuando se use de forma sobria.

– Por supuesto. De forma sobria. Porque si la coge un animal de acequia, podría causar problemas de collons.

– Podría usarse para influenciar a gente del pasado y cambiar una fotracá de cosas.

– Eso sería horrible.

Hubo un silencio de pensamientos formándose.

– Bueno, pero creo que para reírse un poco de la gente del pasado también podría usarse, ¿no? – dijo uno de los dos.

– ¿Tú crees? – respondió dejándose convencer.

– Si, ¿no? Unas risas no afectan a nadie. Tampoco es cuestión de ser unos figamustias por muy científicos que seamos, nano.

Hubo un silencio. El zumbido eléctrico de los arcos voltaicos sonaba tímidamente de fondo. Algún pitido de los ordenadores avisaba de la transmisión de datos.

– ¿Estás pensando lo mismo que yo?

– Puede. ¿Quieres ir al pasado e… influirles?

– Pero como quién no quiere la cosa. Marearles con alguna tontería para reírnos un poco y liberar tensión, que hemos currelado mucho.

– Venga…

Los dos becarios se metieron en la cabina, apretaron unos botones, y esta desapareció en un relámpago sordo. Al segundo siguiente volvió a aparecer exactamente en el mismo punto y tras la misma explosión de luz.

Los chicos salían de la cabina riéndose a carcajadas.

– ¡Qué risas! La cara de idiota que se les ha puesto. ¿Crees que realmente se lo habrán tragado?

– ¡Imposible! Es demasiado estúpido para que se lo crea nadie.

– Pon la tele a ver si dicen algo.

El otro encendió el pequeño televisor que tenían en la parte de la cafetería. La imagen de una presentadora de las noticias de la UHF apareció en pantalla.

“… el extraño caso ha causado conmoción en el mundo entero. Numerosas figuras del Valle de los Reyes, la Esfinge, e incluso casi la totalidad de los Obeliscos han sufrido una misteriosa transformación cambiando totalmente sus formas. Sin embargo, y lo que más desconcierta a los expertos, es que no ha variado la fecha en la que fueron construidas, datándose de los períodos faraónicos, cada una de las figuras en su correcta época original. Se ignora cómo y quién ha podido perpetrar tan extraño incidente, aunque no son pocos los que acusan a los extraterrestres. Numerosas personas apenas recuerdan ya cómo eran esas figuras antes del cambio…»

– ¡Vamos a ver! – gritó el científico mirando fijamente las imágenes que se mostraban en la pantalla, desde la puerta aún abierta– . ¿No se os puede dejar solos un momento?

En el monitor, las cámaras mostraban varias zonas de Egipto, en las que la mayoría de las estatuas habían sido reemplazadas por otras de igual tamaño representando pollas.

Falos inmensos habían sido construidos a lo largo de las diferentes dinastías para conmemorar la gloria de los grandes faraones y ser la admiración de las generaciones venideras. Los obeliscos habían sido también sustituidos por viriles mástiles gigantescos de glandes altos y orgullosos con frenillos tensos bien definidos apuntando a los astros, representación en piedra de los nabos de los arquitectos u otras personalidades. Las pirámides eran grandes pechos culminados por erectos pezones, como recuerdos para la posteridad de faraonas del pasado. La Esfinge era ahora una inmensa polla sobre patas de león y las entradas y puertas a varios templos eran réplicas de las vaginas de cuantas faraonas hubieron.

– Eso estaba así esta mañana… – dijo uno de los becarios

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