En el podcast, “30 teclas por hora”, decían que si no eres capaz de irte de cañas con tus personajes y tener una conversación con ellos, es que no son lo suficientemente profundos.
Este concepto me ha calado, porque me doy cuenta de lo útil que puede ser para saber si un personaje es auténtico.
Esto quiere decir que si no me veo teniendo una conversación con mis personajes porque no pueden hablar sobre otras cosas al margen de la historia, es que no son capaces de existir fuera de ella y les falta vida.
Si yo ahora me voy a tomar unos bocadillos con Darth Vader al bar de Paco, y resulta que solo sabe hablar de matar Jedis, el poder del reverso tenebroso y de su nueva estrella de la muerte, a los diez minutos estoy hasta el gorro de ese señor; su vida no da para más y está limitada a esa historia. Que por otro lado, también les pasa a mucha gente en la vida real.
Un ejemplo, aunque parodia, es el video en el que invitaban a Jon Snow a una cena y no hablaba más que de que habían matado a su familia.
Pero si me veo hablando con ese personaje sobre cualquier cosa, es que sí que tiene vida fuera de la historia.
En el cine, Tarantino es un maestro de esto. En Reservoir Dogs, nada más empezar, hay una escena en la que están todos hablando sobre el significado de la canción Like a Virgin de Madonna, o y luego discuten sobre el dar propina. En Pulp Fiction, Vince relata su viaje por Europa a quien le quiere escuchar. Son cosas que no aportan nada al argumento, pero te dan la sensación de que esos personajes están vivos fuera de la película, y siguen existiendo después de ella (en el caso de las de Tarantino, no muchos viven después de la película). Sabemos que tienen una existencia multidimensional, opiniones sobre cosas mundanas y que su aparición no se limita solo a las exigencias del guión.
Por eso, creo que es recomendable dedicar algún rato de la historia en el que los personajes hagan cosas al margen de la historia, emancipar su existencia, pero sin crear una escopeta de Chejov.
Incluso añadiría que sería interesante si los personajes secundarios tuvieran conversaciones o situaciones entre ellos, al margen de todo, especialmente sin hablar sobre el prota. Que se vea que la existencia de ellos es también multidimensional y que si quitas al personaje principal, los secundarios siguen existiendo.
En cualquiera de los casos, imaginarme a mis personajes dialogando entre ellos (cosa que he hecho alguna que otra vez), me ha ayudado a desarrollarlos en aspectos fuera de la trama. Y a pasar el rato en el trabajo.
Y ahora, la promoción:
Una recopilación de mis cuentos, en Lektu. Descárgalo pagando únicamente de forma social (es decir, publicando en tus redes que te lo has bajado; a ti te sale gratis y a mí me ayudas a darme a conocer)
Me encantó los ejemplos que pusiste…
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Gracias
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Sin duda es una buena observación a tomar en cuenta para hacer personajes.
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Muchas gracias, y gracias por comentar
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Entrevístales!. Te sorprenderán lo que llegan a contarte. Un saludo!
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A veces los dejo hablando entre ellos
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Mientras no monten mucho jaleo y te dejen dormir, esa también es una buena opción 😉 . Un saludo!
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Precisamente los personajes de Tarantino (Y añado los de los hermanos Coen) son geniales para hablar trivialidades y por eso se les coge tanto cariño. ¡Buena entrada colega! ¡Nos leemos!
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Muy interesante!!! Muchas gracias, lo tendré en cuenta para mis personajes.
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Gracias y gracias por comentar
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