Querido diario, dos puntos.
Durante muchos años he tenido la espinita de querer dibujar, pero nunca lo he hecho. La verdad es que solo de pensarlo, se me generaba una ansiedad que no era ni normal, porque lo que más que asustaba era que me saliera mal. A veces, creo que me pasa lo mismo con la escritura: mientras la idea esté en la cabeza, todo está bien. Materializarla es lo que puede hacer que surja un esperpento.
Es el bloqueo por miedo a fracasar.
En este tiempo de confinamiento, he decidido enfrentarme a ese bloqueo con el dibujo, y me he pueto a hacerlo, intentanodo dibujar una vez al día (que luego es que no, pero voy manteniendo una relativa constancia). Después de unos pocos, creo que he conseguido romper ese miedo y ansiedad, y puedo relajarme mientras hago bocetos. Los llamo bocetos porque distan mucho de ser un dibujos. Pero al menos, voy haciendo.
Estuve viendo vídeos para aprender a dibujar y entre varios, dí con uno que me gustó mucho, especialmente por los conceptos en los que el chaval insistía: «¡Dibuja! ¿A quién le importa lo que hagas?».
El concepto es dibujar, practicar tanto como puedas, sin preocuparme si va a estar bien o mal, sin juzgarte, porque después de meses de dibujar, al final acabarás por hacerlo bien, pero si no dibujas, nunca lo harás.
Por otro lado, me encontré con otro vlogler, de fotografía, KcKinnon, cuyo lema es “done is better than perfect”. Básicamente, su filosofía es no preocuparte tanto por si sale algo perfecto o no, y una vez terminado un proyecto, lo dejas volar y pasas al siguiente.
Todo esto está muy bien para hacer cosas, especialmente al principio, porque esto tiene sus fisuras.
Si me limito a hacer cosas por saturación, como en muchos blogs de escritura aconsejan, sí, tendré muchas historias, pero probablemente sean todas mediocres, porque hago mucho, rápido y sin pensar para poder hacer otro, todo para hacer. Además de que así tampoco se aprende nada. Pienso que, una vez terminado un proyecto, si dedico un esfuerzo extra puedo hacer que algo que está “bien” pase a algo «bueno», y yo prefiero hacer una cosa bien, que diez mal.
Hay un concepto en el que también hacen incapié en el dibujo, que es tener una buena base. Si aprendes mal, o aprendes malo hábitos, te va a dar más problemas que beneficios. Pienso que lo mismo pasa en la escritura. En muchos blogs aconsejan escribir una cierta cantidad de palabras diaría y esto está bien para hacer bocetos, pero no para el trabajo final. Además, si escribo mucho sin pulir mis fallos ¿acaso no acabaré cogiendo experiencia en cometer esos fallos?
Así que… ¿en qué quedo? ¿Hago o no hago?
Como en tantas cosas, no es cosa de blanco o negro, sino un matiz gris entre medio.
Así que, sí, «hacer sin miedo a que salga algo feo» está bien para arrancar, para hacer borradores. Pero luego ese borrador tiene que ser pulido, y trabajado. Cuando eso está hecho y está bien, entonces lo tengo que llevar un pasito más allá y mejorarlo. De esta forma iré aprendiendo y mejorando. Puede que no haga diez relatos a la semana, pero haré uno, y mejor que los otros diez.
«Done better than perfect» sirve para practicar y para arrancar sin emitir juicios. Una vez el boceto está ahí, es mucho más facil continuar, porque es solo cosa de apañarlo. Además puedo encontrar problemas donde no lo esperaba y cuando los supero, he aprendido algo nuevo. Pero si no hago nada, está claro que no voy a aprender. Y si es una birria imposible de mejorar, lo destruyo y aquí no ha pasado nada. La siguiente ya saldrá mejor.
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