
Querido diario, dos puntos.
Ayer, viendo Django Unchained (2012) de Tarantino, un detallito me llamó la atención y me hizo meditar.
Más o menos al principio, Django (Jamie Foxx) acompaña al cazarrecompensas Dr. Schultz (Christopher Waltz, un aplauso por favor) a una plantación donde hay montones de negros esclavizados, para encontrar a tres hermanos.
Hasta ese momento, sabemos que esos hermanos estaban en la misma plantación que Django. Tarantino no nos cuenta nada, no detiene la historia para decirnos nada de su estancia en esa plantación. Ni sabemos nada. Tampoco nos importa.
Sin embargo, justo cuando los encuentran, tenemos un flashback en el que vemos una secuencia de Django junto a su esposa, siendo azotada por estos hermanos.
El flashback finaliza, y lo siguiente que ocurre es que Django los enfrenta y se venga.
Esta forma de contar los acontecimientos, intercalando un flashback, ha sido un recurso muy inteligente por varios motivos:
Si Tarantino nos hubiera hecho saber lo del castigo a la mujer de Django y todo eso al principio, posiblemente hubiera estado bien igualmente, pero es una información que en ese momento no necesitábamos y por lo tanto, cortaría el flujo.
Pero lo más importante y lo que yo creo que le da potencia a la escena, es que, al ver lo que pasó justo antes de que se vengue, lo tenemos más fresco, es todo más reciente, nuestra sangre está hirviendo por la rabia hacia esos fulanos y entonces es cuando se libera esa tensión. De haber conocido esa historia con media hora de antelación, la tensión habría ido desapareciendo con el tiempo y dicha escena no hubiera sido tan potente.
O eso creo.
¿Yo que sé?
Es una teoría. Tendría que probarla con monos.
Pues me había fijado en el detallito, a veces vemos un peli y parece que todo fluye porque sí, y en realidad es dónde se aprecia l grandeza de un director, en este caso Tarantino, que a mí personalmente, me gusta mucho.
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