Querido diario, dos puntos.
Hoy me he levantado un poco chungo. He tenido un sueño un poco mal, y me he levantado poco animado. He visto un video de Ter sobre su gata, y eso me ha animado un poco.
Quizá por esto (por estar de bajona, no por el video del gato), el cuerpo me pedía algo de diversidad y en lugar de irme a escribir a mi cafetería de confianza #1, me he ido a explorar nuevos horizontes y he puesto el huevo en la que hay en el Waterstone’s, que nunca había ido. Está bien el sitio, aunque no tienen tamaño grande, pero bueno.
Lo importante del tema es que he terminado, de una p vez la historia de la granja. Igual la llamo «la granja del tesoro«, porque hay una granja, y tiene un tesoro; no me gusta engañar a la gente. También hay gallinas y bosques, árboles, y más cosas y si tengo que poner en el título cada elemento de atrezzo que sale, el título sería la historia y no tiene sentido. Así que, de momento, así se queda.
Pues eso, la he terminado. Ahora, la dejaré macerar un poco mientras sigo con el «mago cretino» o busco lectores beta para la de «cuna de alimañas», o repaso la de la botella maldita. O traduzco historias al ingles. O me alcoholizo y me enrolo en la marina, yo que sé…
La cosa es que, ahora mismo, la de las gallinas, ocupa unas dieciocho páginas, así que meter todo esto en el blog, como que es un tochaco que va a desanimar al más entusiasta. Creo que lo mejor es publicarla por capítulos, subir cada día uno y a la marcha. Igual lo creo como un MOBI descargable para que sea más fácil, e incluso que la gente lo pueda piratear y pasarlo.