Querido diario, dos puntos.
Atiende, a ver como explico yo esto.
La mayor parte de mis historias, y las dos novelas en las que estoy, ocurren en un mundo ficticio inventado que de momento se llama «héroes de palo». Como buen mundo irreal fantástico, cuenta con sus razas: la humanoide (humanos, enanos y humbanos), los murgoides (múrgol y murkillos), varadiktas (de 7º y 8º generación) y los goblin.
En algún momento de la historia, cada una de ellas fueron plantadas en sus países correspondientes: los humanos en Eriador, Niowalya para los varadiktas, los murgol de Siau Lundul y los enanos en Iskremova. Pero he situado las historias en una época postcolonial y postmigración, de forma que las masas de gente ya hace tiempo que han ido moviéndose y están más que acostumbradas a la mezcla interracial. Excepto a los goblins; a ellos no se acostumbra nadie.
El tema importante es que la gente (los personajes de las historias, se entiende) se siente más identificada por la cultura en la que ha nacido que en un puro asunto genético de ser de una u otra raza. Quiero que un enano de Lacre se sienta más hermanado con un múrgol de Lacre por esa cultura que comparten, que con otro enano de otro país.
Esto no me lo he sacado de la manga, esto viene a una cosa que me llamó la atención cuando llegué a UK. En este tiempo, he conocido gente que desciende de inmigrantes, pero que han nacido aquí, y se sienten más ingleses que del país al que pertenecían sus padres. En solo una generación, esa herencia cultural de sus antepasados estaba desapareciendo. Pero también hay ingleses, hijos de inmigrantes, que se sienten del país de su familia.
He conocido a gente de ascendencia claramente india, o de Jamaica o de China, pero siempre me han dicho que son ingleses en todos los sentidos, en algunos casos ni conocen el idioma original de sus padres.
Sobre Madrid también vi algo similar; la mayoría de la gente que conocí no son realmente de Madrid, y si lo son, sus padres o abuelos no. Incluso hay gente que te pueden decir «soy de aquí, de Madriz» cuando en realidad solo hace unos años que se mudaron a la capital.
Así que, ¿quiero hacer un estudio sociológico? ¿Un retrato social? ¿Soy un flipao? No. Es algo que me hizo gracia y lo pongo en mi mundo. Así de sencillo.
Además, siempre me ha dado rabia eso de que una raza es originaria de un lugar, y solo salen de allí, como en el WOW: si eres orco empiezas siempre en Orgrimmar, si eres enano en Dun Morogh , si eres humano… bueno, nunca he sido humano.
La cosa es que me preguntaba, tanto en el WOW como en libros o juegos de fantasía: ¿por qué un individuo tiene que estar atado a ser de un país solo por pertenecer a una raza? ¿No emigran? ¿No se mueven? En nuestro mundo existe la migración, la gente viene, la gente va… Hoy día no doy por sentado la nacionalidad de nadie en base a su apariencia o incluso apellidos, porque, como ya he dicho, he conocido a gente fisiológicamente oriental y ser inglesa, o de dónde sea.
En cualquier a de los casos, así es como me gusta, y así es como va a ser.
De hecho, en “historia de un mago cretino”, que ocurre en la ciudad de Tolnedra, ninguno de los personajes principales es de ahí; dos son de pueblos lejanos, otra es del otro extremo del país, y la última es de padres lacronios, pero nacida en otro país. De hecho, creo que casi todos mis personajes se han movido o quieren moverse.
Está claro que siempre se podrá decir que Eriador es el país origen de los humanos, pero en un contexto histórico, no como una verdad absoluta, ya que, a día de hoy (en el momento de las historias), hay de todo en todas partes.