Querido diario, dos puntos.
Un poco como continuación de lo que estaba pensando ayer sobre los magos, hace un mes, vi un documental llamado “Selección Antinatural”.
Es un falso documental en el que explica, de forma hipotética, que ya se ha conseguido poder alterar los genes de forma que se podría producir mutaciones “controladas” para mejorarnos o eliminar ciertos problemas de salud, como síndromes genéticos y tal.
A través la perspectiva de varios personajes se afronta este desde diferentes ángulos. Uno lo ve como algo que debe ser tomado con extrema cautela, ya que en el pasado se han producido catástrofes enormes al ir manipulando la naturaleza (los australianos siguen mosqueados por lo de meterles conejos en su país), y no se puede saber los efectos a largo plazo. Otros piensan que el problema es una cuestión de que solo pueda ser accesible a ciertos sectores favorecidos y otros no. Otros que todo el mundo debería tener acceso a crear sus modificaciones genéticas en casa (por otro lado, totalmente fuera del control y rigor científico, con consecuencias impredecibles), y varios casos más.
Como concienciación al respecto, me parece bueno, pero a mí me interesó de cara al tema de magos en una sociedad.
Yo creo que, llegados a este punto, la influencia del juego de rol Shadowrun en mí, es innegable.
Todo este mogollón lo llevo al plano mágico. Yo asumo la magia como el sustituto de la tecnología y la ciencia moderna y ciencia-ficción en un mundo fantástico en el que no hay voltios, Teslas ni pilas. Todo lo que hoy tenemos gracias a la tecnología, lo tienen gracias a la magia. No hay aviones, pero hay barcos voladores. No hay técnicas de recuperación pero hay pócimas de curación.
Ahora, la cosa es: ¿deberían los magos estar permitidos? ¿Deberían poder campar a sus anchas unas personas que pueden modificar la realidad a su gusto y capricho?
En cierto modo esto también puede abarcar el conflicto de la civil wars de Marvel. Una persona que puede curar enfermedades con unos pases y palabras ¿tiene la obligación moral de ayudar a un pueblo acosado por enfermedades? Una hechicera que puede mejorar sus sentidos y capacidades ¿debería usarlos en beneficio de la ley y orden de su comunidad?
Todo esto, y mucho más, me parece que da para paja, y me encanta incluirlo en mi mundo.
Por eso, cada país de mi mundo adopta una posición relativamente diferente al respecto.
Lacre, un país conservador, rechaza el uso de la magia y la mira con cierta suspicacia. La tolera, pero de mala gana.
Eriador, ha decidido que los magos formen parte de un gremio siempre supeditado al rey. En cierto modo es tipo consejo Jedi o algo así; en última instancia, el gobierno tiene el control sobre todos los magos.
Argilidar, también los tiene censados, pero no están bajo el control del gobierno como para en Eriador, aunque están fuertemente controlados.
En Hepifenos-Nymus, los tienen libres, como cualquier otro tipo de profesión, con sus licencias pertinentes como corresponde a cualquier profesional de cosas delicadas.
Y así, podría continuar con cada país.
Pero lo que me interesa no es esto. Esto es solo la punta del iceberg, ya que, como se dice, hecha la ley, hecha la trampa, y como me encantan las historias de crimen y mafias, esto abre todo un mundo de posibilidades de hechiceros en el mercado negro haciendo hechizos prohibidos, compra-venta de de objetos mágicos ilegales, y magos operando sin licencia.
Me emuçiono solo de pensarlo.