Querido diario, dos puntos:
Ayer estaba pensando que, los libros que he escrito, los acabo queriendo como mis retoños y llega un punto que ya me da igual si está bien o mal, porque me gustan como son. Me gustan los personajes, los eventos, la historia, las cosas… No me apetece cambiarlo porque entonces, ya no serán los mismos.
Que está claro que igual mejora… pero a veces, mejor no es «mejor». Que sea mejor según los cánones del mercado, no quiere decir que realmente sea mejor, sino que es, sencillamente, más apta según los deseos de la masa.
Quizá lo mejor sea que cuando quiera escribir algo para «vender» (sacar beneficio económico), hacerlo con esa idea, al margen de si me gusta o no, y hacer las cosas que me gustan para mí, en mi tiempo libre.
Al final y al cabo, tengo entendido que gente como Prince o Frank Miller, sus mejores trabajos los hicieron cuando estaban bajo las ordenes de una editorial o discográfica, que los encarrilaba y les decía «esto lo quiero así, y lo vas a hacer así porque te pago para que lo hagas así». Luego, cuando eso, hacían lo que les rotaba, y acaban por ser cosas que muchas veces solo entendían ellos.
Ojo-cuidao, que una cosa no sea comercial, o no tenga mucha salida, no quiere decir que sea malo, simplemente no es popular.
También, muchos profesionales de lo audiovisual, hacen cosas para empresas como un currante cualquiera, para ganar su dinerillo, y luego hacen sus proyectos personales, haciendo lo que les rota.
Así que, a ver si, como reto personal, puedo hacer algún relato «comercial», a ver qué pasa.