Querido diario, dos puntos.
El otro día, estaba leyendo posts en un en un grupo de escritores en el que estoy, y me encontré con el de una chica que me llamó la atención. Decía que había terminado su primer boceto y que estaba supercontenta, y pedía algún consejo sobre lo que hacer a continuación.
Al ver su ilusión, pensé en que la chica no sabe todavía lo que le espera, porque lo normal es que cuando se relee el primer boceto, uno se encuentra con lo peor de uno mismo.
Así que le dije era que si cuando lo volviera a leer, después de dejarlo unos días, le parecía que todo lo que había escrito era una mierda sublime, quería lanzarlo todo por la window y no volver a escribir en su vida porque ahora consideraba que no vale para eso, que no se preocupara porque es normal y todos/as pasamos por ahí.
La chica se mostró contenta, y dijo que es el tipo de cosas que necesita saber.
La verdad es que es algo que nadie me avisó en su momento, y es un shock.
No sé cuántas veces he escrito algo, y en el calor del momento he pensado que era la leche, y que podía publicarlo directamente sin revisarlo.
De hecho, en mis comienzos, en el blog extinto «mundo bizarresco», tal que la acababa, la publicaba sin más. «Mundo Bizarresco» fue una birria de blog que merece no existir, porque estaba lleno de fallos, pero me sirvió para ir aprendiendo.
Otra cosa que me ha pasado es creer que, algo que escribí hace unos días, está terminado y solo tengo que darle un repaso rápido.
En cualquiera de los casos, la circunstancia es siempre la misma; me encuentro con un truño, a veces incomprensible, mal redactado en el que ni yo sé de lo que estoy hablando, y me toca repasarlo todo, incluso reescribirlo.
Así que, al final aprendí que esto es parte del proceso y que nunca se debe publicar una cosa sin dejarla reposar porque, casi sin excepción, al día siguiente, esa primera versión, nos va a parecer una aberración. Si esto se lo aplicara la humanidad a tuits y comentarios en redes sociales, las cosas cambiarían mucho.
Que, haga lo que haga, sin importar lo contento que esté con lo que he hecho, va a ser siempre un primer borrador, que va a sufrir cambios, y que al final va a acabar convertirse en otra cosa, más o menos distinta, es una constante en la escritura al que ya me he acostumbrado.