Querido diario, dos puntos.
El otro día empecé con la revisión del cuento “la granja del tesoro” (la de las gallinas ninja). Lo primero que hago hoy día es buscar las típicas palabras que se tienen a repetir: que, y, gerundios, adverbios (las acabadas en -ado), había, etc.
La mayoría las tengo controladas, pero los queses y las ies las pongo a manta. Me toca andar remendando esto para evitar las repeticiones. Es probablemente la parte más tediosa de toda la escritura, pero no se va a hacer sola. Así que, a la marcheta. Lo bueno es que en el proceso me doy cuenta de cosas repetidas, redundancias y cosas eliminables sin problema, lo que acaba por resumir el texto.
Me ocurre igual que a ti. La tarea de repasar textos, buscar fallos, quitar palabras,… Es lo que menos me gusta de escribir. En mi caso fíjate que hasta prefiero repasar textos de otros (tengo amigos escritores que me muestran ocasionalmente sus relatos antes de subirlos a su blog) que los míos propios. Supongo porque me incomoda ver mis fallos no sé.
Lo que está claro es que en esos repasos se aprende mucho y, al final, aunque sean tedisosos (repito, te entiendo perfectamente) son necesarios. Suerte con ese cuento que solo con la premisa de las gallinas ninja ya me tienes a la expectativa. ¡Un saludo!
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La verdad es que sí. Ese tipo de cosas, el quitar palabras que se repiten y tal, aunque es un dolor de culo, le resultado hace que merezca la pena.
Por eso, cuando la gente me señala fallos hasta me alegro (hay gente que se lo toma a mal).
Respecto a lo de las gallinas, si quieres, publiqué la historia (a modo beta) en el blog por fascículos coleccionables (tapas no incluidas) aquí mismo. Te pongo el enlace al primer capítulo (son seis) por si algún día te aburres.
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