Cocinillas y Chorizales

Este relato pertenece al mundo de ficción Héroes di Palo

—No digas que eres inocente Carlo, porque es un insulto a mi inteligencia, y eso no me divierte.

Michael Corleone – El Padrino

Como te habrás dado cuenta, a lo largo de la vida y las sociedades, mucha gente ha ideado miles de formas ilegales o cuasi-legales… mejor dejémoslo en turbias maneras, de conseguir cosas sin pagar. La más obvia es robar, pero también está el timo, extorsión, divorcio, etc. Algunas personas, usan la técnica de la mentira y el lloro para conseguir exactamente lo mismo, y por algún motivo piensan que no lo es.

Algunas personas van a una tienda o cualquier otro comercio, consumen un producto y luego lloran, se quejan y montan un escándalo para no tener que pagar. Esa gente va por ahí insultado a sus víctimas, ya que con su actitud las tratan de estúpidas, y la verdad es que van provocando encontrarse con una situación que no pueden controlar.

Esto le pasó a un chorizo de tres al cuarto llamado Peris.

Peris, fue un ladronzuelo, timador y pícaro de mil tipos, pero perdedor en todos ellos. No porque fuera malo, solo que tenía mala suerte y muchas veces elegía como víctimas a quien no debía. Bueno, y que era algo gilipollas, también.

Todavía se cuenta, entre grandes risas, como un día intentó sacar una comida gratis en el Viejo Capataz, una de las tabernas más antiguas de Tolnedra. Una donde sólo van los de la vieja escuela. Una donde no te quejas de la comida si tienes dos dedos de frente y conoces al cocinero.

Pues nuestro pequeño Peris un día entró a comer, pidió un filete de carne y cuando lo terminó llamó al camarero…

—Oye tío, este filete estaba pasado; sabía raro. Estoy seguro de que estaba caducado y quiero quejarme —dijo en tono serio. Unas palabras que le quedaban muy grandes debido a su aspecto totalmente barriobajero—. Me parece un escándalo que vayáis sirviendo esta mierda a la gente por ahí —añadió en voz alta, para que lo oyeran todos en la taberna, asegurándose montar el escándalo.

Toskar, el camarero, era un chaval joven, pero bastante curtido en la vida misma, sobre todo debido a llevar ya unos añitos trabajando en el vórtice de escoria social que era el Viejo Capataz.

—¿Me lo repita? —se limitó a responder.

—Que este filete… —señaló el plato vacío con manchas que delataba que hubo un filete ahí mismo—, estaba caducado, que era una mierda, chaval. No pienso pagar por esto.

Toskar le soltó un bofetón de padre a mano abierta que lo pilló por sorpresa y casi lo tiró de la silla.

—Así que el filete estaba malo, ¿no? Y te quejas ahora que ya te lo has terminado, ¿verdad?

Peris no contestó. Se quedó mirando con cara de tonto y el moflete enrojecido.

—Atiende lo que te voy a decir… —continuó Toskar—, voy a hablar con el cocinero, y reza para… más te vale tener razón —y se metió en la cocina.

Pocos segundos después se oyeron gritos desde la cocina.

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—¡ME VOY A CAGAR EN SU PUTA MADRE! —se oyó desde detrás de la puerta.

Jacobo el cocinero, un mastuerzo fuerte, ex-veterano mercenario salió con de la cocina afilando un cuchillo enorme.

—¿Quién es el imbécil? —preguntó.

Toskar salió inmediatamente tras él, dirigiéndose directamente a dónde estaba el fulano.

—Este es —dijo, dándole una colleja a Peris.

Jacobo fue hacia allí a velocidad cabreo.

— ¡Qué pasa con el filete! —dijo sin dejar de mover el cuchillo.

—Que… estaba pasado —respondió el otro, no muy convencido ya.

—¿Qué estaba pasado? ¿Qué estaba pasado? Me cago en la…. —dijo blandiendo el cuchillo de forma amenazadora.

—No Jacobo, no mates a un cliente. Ya sabes que al jefe no le gusta eso —intentó detenerle Toskar.

—Si tío, relájate… —lloriqueó Peris, a lo que Toskar le respondió con otro bofetón en la cara

—Que te calles, joder.

—Pero, ¿qué acaso vamos a dejar que el mierdas este coma por la cara y encima diga que mi comida está mala? ¡Los cojones! Lo rajo ahora mismo y hago la fiesta de la hamburguesa con él.

—Que no le mates coño. Que ahora pagará y yastá. Vas a pagar, ¿no? —interrogó añadiendo otra colleja.

—No tengo dinero —sollozaba Peris—. No he traído dinero.

—Me cago en su puta madre… y ahora ni trae dinero. Pues de aquí no sale así— dijo Jacobo y de un movimiento experto, clavó el cuchillo en la mesa, seccionándole a Peris un par de dedos en el proceso.

El ladronzuelo comenzó a gritar y salió corriendo de la taberna sangrando por donde pasaba, y se perdió en las calles entre carreras y gemidos.

—Joder Jacobo, que ahora me toca limpiarlo a mí.

—Me da asco este tipo de gente. Si se hiciera lo mismo más a menudo, verías tú cómo se comportaban como personas. Si llega a estar el jefe aquí, encima nos cae bronca por culpa del imbécil este… Que gentuza por el amor del Becerro… —continuaba renegando Jacobo mientras volvía a su cocina limpiando la sangre del cuchillo en el delantal.

—`Ntchss´… entre unos y otros… —se quejó Toskar y arrojó los dedos a un perro que pululaba por el local.

Y es que, está claro que la actitud de Jacobo ni la de Toskar es la más `correcta´, pero también es cierto que en el Viejo Capataz es donde menos gente se intenta pasar de listo en todo Lacre. Y eso da de pensar…

…………

Dedicado al gremio de la hostelería y servicio al cliente en general. Lo que tienen que aguantar…

Imágenes Mad Chef Tattoo por P3laton3

Registrado en Safe Creative

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2 comentarios sobre “Cocinillas y Chorizales

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