Querido diario, dos puntos.
El otro día libre, me fui a Bristol a visitar a unos amigos, entre ellos, la autora del blog https://isabelveigalopez.com/

Llegué como un par de horas antes para irme a escribir a una cafetería random, donde me pedí mi large-soja-decaf-latte-tohavein-nofroth-please, por supuesto con sus dos putos dedos de froth como se puede ver en la imagen.
Esto me hizo pensar, que en las cafeterías inglesas, dónde es bastante frecuente que la gente vaya a hacer sus cosas y las adopten como una segunda oficina, no cuidan estos detalles. Yo ya sé que a esta cafetería va a volver un pitufo, porque lo que es yo, no. Si me ponen lo que pido, lo cual no es mucho pedir, pues puedo volver de forma regular. “Cuna de alimañas” ha sido escrita casi totalmente en una cafetería de Bedminster, en Bristol. Eso son muchos cafés. Por no contar que cuando quedaba con gente lo hacía en esa cafetería, así que llevo más clientes.
La diferencia entre un cliente asiduo y uno que no vuelve está en dos dedos de froth.
Dos.
Putos.
Dedos.
De.
Froth.
Puedo pasar que me cambien el tipo de leche, que me pongan otro tipo de café. De hecho, hay una que me ponen cualquier cosa menos lo que les pido. Pero me respetan no poner espuma.
En fin, a lo que voy.
Le metí mano a la historia de la botella. Apenas he avanzado, ya que he dedicado casi todo el rato al principio. De cómo era en el primer borrador a cómo está siendo va dos pueblos.
A veces pienso que me gustaría conservar el borrador y publicarlo junto a la versión principal, como comparación y que la gente vea que lo primero que hace no es necesariamente como tiene que acabar. De hecho no.
Yo creo que aquí escuchan el principio (ponme un café con leche) y el resto se la suda. Lo de no cuidar al cliente se les nota mucho en todos los sectores. Yo he llegado a las 18.15 a una cafetería que cerraba a las 19.00 y estar ya fregando y no dejarnos entrar.
Ah, gracias por nombrarme y por invitarme a un helado.
Me gustaLe gusta a 1 persona
De nada
Me gustaMe gusta