Día #106: Cómo Tarantino usa los díalogos (III y última): Hitchckonsejos y preservativos elásticos.

Querido diario, dos puntos.

Esta es la última parte de este análisis de cómo Tarantino utiliza los diálogos en sus películas y narrativa. En las otras dos anteriores hablé de su utilidad para crear empatía con los personajes por un lado, y para que los conozcamos por sus propias palabras.

Crear tensión

“It’s like the suspense is a rubber band, and I’m just stretching it and stretching it and stretching it to see how far it can stretch.”

“Es como una tira de goma, y la estiro y la estiro y la estiro para ver hasta cuando puede estirarse”

Quentin Tarantino

Pocos directores son capaces de jugar con la tensión como Tarantino lo hace. Nos presenta una situación en la que se masca la tragedia desde el comienzo, pero en lugar de finiquitarla a los pocos minutos, la estira todo lo que puede mediante conversaciones.

Inglorious basterds (2009) cuenta con la escena que más ha sido estudiada (¿Desea saber más?), en la que el Coronel Hans (Christoph Waltz) tiene una entrevista en casa del francés Perrier (Denis Ménochet). Al más puro estilo Hitchkoniano, se nos hace saber que, efectiviwonder, hay judios escondidos en la casa. La escena, en lugar de terminarse en pocos minutos, se prolonga durante unos veinte minutos. ¡Veinte minutos! Y durante todo ese rato no hay nada más que diálogo e interacción entre ambos personajes, en la que se crea una tensión que es casi insoportable. En esta escena vemos perfectamente otro elemento de un diálogo que, como dijo Juan Gómez-Jurado: «un diálogo es un enfrentamiento entre dos puntos de vista distintos«. Durante esa escena, ambos personaje están teniendo un combate psicológico en el que Hans intenta sacar información mientras que Perrier la oculta y se esfuerza por aparentar normalidad. El resultado es tal tensión que, cuando más adelante vuelve a aparecer Hans en el restaurante, genera desasosiego. Nuevamente, a través de esta escena, no solo ha creado tensión, sino que ha presentado a Hans. Hemos visto cómo actúa, cómo es, su naturaleza, su forma de comportarse. Sabemos que, tras su amabilidad y sonrisa, hay un cazador implacable que no duda en masacrar a quién sea en cualquier momento. Personalmente, creo que es uno de los mejores villanos que he visto, no tanto por cómo es, sino por la manera en que se presenta.

Inglourious Basterds (2009)

Pero uno de los elementos que hace que esto funcione es el Hitchckonsejo de la bomba bajo la mesa (del cual ya hablé en esta entrada: «Lo que un escritor puede aprender de Hitchcock«), solo que en este caso son unos judíos debajo del suelo. Sabemos lo que está pasando, conocemos cómo son los nazis, que hay judíos escondidos, y sabemos que Tarantino es amante de que la gente casque. Lo sabemos todo, no hay lugar a sorpresas. Por eso, esa escena está cargada de suspense.

Si fuera la clásica escena tan popular de giros de guión y sorpresas que no nos veíamos venir, en la que no sabemos nada, todo ese rato carecería de interés. Habría una explosión de eventos y sorpresas, pero todo el rato anterior carecería de interés.

Lo mismo pasa con la escena en que Julius (Samuel L. Jackson) y Vince (John Travolta), en Pulp Fiction (1994), entran en la casa de unos chavales a recuperar un maletín. No se sabe exactamente qué es lo que han hecho esos chicos, aunque se deduce, y tampoco importa un pito. Lo que se sabe es que van a acabar a tiros desde el  momento uno, pero la tensión de ver venir lo que va a pasar, como una espada de Damocles en el ambiente, da tensión a toda la escena. Por si eso fuera poco, Tarantino nos regala con ese momento en el que Vince saca la pistola y se queda tranquilamente esperando a que su compañero termine su monólogo. En ese momento, está claro lo que va a pasar, que ese chaval no se salva ni de casualidad, pero aún así, y pese a lo largo del discurso de Julius, no podemos evitar ver la escena completa, hasta el final.

Esa amabilidad no puede traer nada bueno. Pulp Fiction (1994)

Contraste

Hay otro elemento, que el mismo Tarantino ha reconocido, y es que le gusta jugar con el contraste, le gustan esos momentos de paz antes de la tormenta. Ejemplo, cuando Vince  y Mia (Uma Thurman), también en Pulp Fiction, llegan a casa de esta última, encantados de la vida por haber ganado el premio. Todo son risas y juegos hasta que la chica se mete por la nariz lo que no debe, y se dispara el caos.

Esto no es realmente una creación de tensión, pero ayuda a que cuando esta aparezca, haya un contraste entre una escena de calma chicha y cuando se monta la de Dios es Cristo. Así que, una conversación plácida y tranquila, no solo puede estar presentándonos a los personajes y creando una empatía hacia ellos, sino que puede ser la calma antes de la tempestad.

En muchas partes he leído que una historia debe ser un crescendo, un locurón de acción trepidante en la que el lector acabe que no pueda más con su alma. Sin embargo, esto es difícil de llevar. Por eso, intercalar momentos de tranquilidad entre los de dinamismo, no solo ayuda a no cargarme al lector por un fallo cardíaco, sino a que esas escenas tensas lo parezcan más por el contraste, y que no le parezca todo un sin vivir.

Pulp Fiction (1994)

Pues hasta aquí, las cosas que he aprendido sobre los diálogos del Tarantino. En realidad hay más, porque este señor no da puntada sin hilo, pero eso son asuntos para otros temas, ya me he extendido demasiado y tengo otras cosas que analizar.

Fuentes

Quentin Tarantino, maestro de los diálogos corrientes

The Social Network – Designing Dialogue | The Cinema Cartography

Why do Quentin Tarantino films have such long segments of small-talk?

Quentin Tarantino: Powerful Dialogue and How to Write it

How Quentin Tarantino Creates Suspense in His Favorite Scene

Inglourious Basterds – The elements of suspense. Lessons from the Screenplay

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.